¿Cuál es la verdad acerca de los Trasplantes?
Hay prácticas que debieran asustarnos, por las graves consecuencias que tienen para nuestros cuerpos y espíritus, así como también para nuestras futuras vidas. Nos referimos a los trasplantes de órganos, la manipulación genética, la fecundación In-Vitro, el aborto y los productos transgénicos.
La Ciencia y la Tecnología han tenido grandes avances que han beneficiado a la humanidad. Sin embargo, muchos de ellos están siendo empleados en contra del mismo ser humano y de la naturaleza, por el afán de lucro e inmoralidad que caracteriza a nuestra sociedad.
Hay investigadores y científicos con ánimo altruista, pero detrás de ellos hay hombres con espíritu y afán de ganancias, por lo que finalmente, todo se convierte en un negocio. Vivimos en un mundo caracterizado por el consumismo, y tal cual es el ser humano, muchas actividades no siempre se realizan dentro de la legalidad y de la moralidad.
En el caso de los trasplantes, se dice que la gran mayoría de creencias y religiones se encuentran a favor de cualquier tipo de donación de órganos, pues se le considera como uno de los actos más grandes y generosos, una demostración de gran amor hacia el prójimo. Lo que lamentablemente ignoran las religiones, es que esta práctica está prohibida en la Ley Divina de nuestro Supremo Creador, y que además tiene consecuencias muy negativas que se deben asumir.
Actualmente existe un gran debate sobre la definición de la vida, la muerte y el cuerpo. Hay muchas controversias sobre la denominada “muerte cerebral” como antesala legal para preservar y utilizar sus órganos para ser trasplantados.
Debido a que la demanda mundial de órganos supera con creces la oferta, esto da pie para que exista un mercado negro y tráfico de órganos. También se están buscando nuevas alternativas a los órganos humanos, tales como los xenotrasplantes, es decir; transferencia de órganos de animales a cuerpos humanos.
Hoy en día existe un gran apoyo a las donaciones de órganos, y se les justifica con hermosas palabras, no hay duda de aquello. Pero, parece que nuestra sociedad está olvidando algo muy importante; sólo Dios determina la duración de la vida de cada persona.
Es cierto que tenemos libre albedrío, y que se nos ha permitido decidir nuestro destino, pero nunca debemos perder de vista que cada acción o causa tiene un efecto o consecuencia, que más tarde o temprano deberemos asumir.
Esto es válido para quienes donan órganos, como para los que los reciben.
He aquí, un vídeo que habla en profundidad sobre este tema, y también sobre otros, aún mas controvertidos.
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