Brian Weiss (Nov. 1944). Se graduó como psiquiatra en 1966, en la Universidad de Columbia y luego, en 1970 como médico en la Universidad de Yale.
Dirigió el departamento Psicofarmacológico en la Universidad de Miami, dónde posteriormente fue profesor. También ocupó el cargo de director psiquiátrico del Hospital Monte Sinaí.
Sus libros tratan sobre el amor y la reencarnación, a través de la terapia regresiva con medios hipnóticos. Esencialmente, su teoría trata sobre la influencia de vidas pasadas en nuestra vida actual y de la actual en vidas posteriores. Según esto, se pueden tratar problemas psiquiátricos actuales, provocados por vidas anteriores a través de medios como la hipnosis regresiva.
Tal vez su libro más conocido a nivel internacional ha sido: “Muchas vidas, muchos Maestros”, publicado en 1988, en donde confiesa que los años de estudio disciplinado, habían adiestrado su mente para pensar como médico y científico, por lo que se había transformado en un profesional muy conservador. Cuenta que también desconfiaba de todo aquello que no se pudiera demostrar, según métodos científicos tradicionales.
Sin embargo, una paciente trastocó todos sus conocimientos y también toda su rigurosa experiencia, luego que después de un año y medio, utilizando todos los métodos terapéuticos tradicionales, no pudiera ayudarla a superar los síntomas que padecía.
Puesto que nada parecía causar efecto, intentó entonces la hipnosis.
La sorpresa de Weiss
Weiss explica que no estaba preparado para lo que ocurrió, y que, en todos sus años de estudios, no había nada que explicara científicamente esta nueva experiencia que le tocó vivir, y que se sentía además, absolutamente asombrado.
Cuenta que le llevó cuatro años decidirse a escribir sobre lo ocurrido, cuatro años para reunir el valor necesario para aceptar el riesgo profesional de revelar esta información nada ortodoxa, y por la cual iba a recibir mucha oposición y críticas del mundo científico, comprometiendo así su prestigio.
La hipnosis es una excelente herramienta para que un paciente recuerde incidentes olvidados durante mucho tiempo, pues la memoria se agudiza al entrar en un estado de concentración enfocada y guiada.
Weiss explica que tenía amplia experiencia con la hipnosis, pues le resultaba útil para reducir la ansiedad, eliminar fobias, cambiar malos hábitos y ayudar a rememorar material reprimido.
En ocasiones había logrado la regresión de algún paciente a la primera infancia, hasta cuando tenía dos o tres años de edad, despertando así recuerdos de traumas muy olvidados que trastornaban su vida.
Sin embargo, no fue así el caso de una paciente que concurrió a su consultorio buscando ayuda para su ansiedad, sus fobias, sus ataques de pánico.
Aunque estos síntomas la acompañaban desde la niñez, en el pasado reciente habían empeorado mucho. Día a día se encontraba más paralizada emocionalmente, menos capaz de funcionar. Estaba aterrorizada y, comprensiblemente, deprimida.
En el transcurso de la sesión de hipnosis, traspasó las fronteras de su infancia y existencia actual para describir, con lujo de detalles, lo que ella definió como una vida anterior.
Pero no fue una sola vida, sino que en sucesivas sesiones aparecieron muchas otras vidas, en cuyas existencias se produjeron hechos que eran la clave y fuente de sus problemas actuales.
Pero a Weiss le reservaban más sorpresas.
En una sesión, la paciente habló con voz grave y sin vacilaciones:
“Nuestra tarea consiste en aprender, en llegar a ser como dioses mediante el conocimiento. ¡Es tan poco lo que sabemos! Tú estás aquí para ser mi maestro. Tengo mucho que aprender. Por el conocimiento nos acercamos a Dios, y entonces podemos descansar. Luego regresamos para enseñar y ayudar a otros”.
Luego, al despertar sólo recordaba detalles de sus vidas, pero no de los estados intermedios entre cada vida, donde transmitía mensajes de espíritus elevados.
En otra oportunidad le revelaron a Weiss cosas que sólo él y su padre (ya fallecido) sabían, y también sobre la muerte de su primer hijo.
Relata en su primer libro, que debido a esto, y a todas las enseñanzas que recibió, que su vida jamás volvería a ser la misma, y que comprendía que su paciente era una médium increíblemente talentosa, que canalizaba maravillosos y trascendentales conocimientos de los Espíritus Maestros.
Su paciente mejoraba
Weiss cuenta que ella continuaba mejorando rápidamente; sus temores y ansiedades disminuían. Su mejoría clínica era notable, pero que él aún no estaba seguro de a qué se debía, pues es raro que un paciente con ansiedades y miedos tan crónicos y arraigados mejore de manera tan espectacular.
Había recordado haber muerto ahogada cuando era Aronda, degollada en la persona de Johan, víctima de una epidemia transmitida por el agua como Luisa, y varios otros sucesos aterrorizantes y traumáticos. También había experimentado o vuelto a experimentar existencias de pobreza, servidumbre y abusos dentro de su familia. Esto último ejemplifica los pequeños traumas cotidianos que también se adentran en nuestra psique.
Algunas enseñanzas que recibió Brian Weiss a través de su paciente:
Hay muchas almas en esta dimensión. Yo no soy la única. Debemos ser pacientes. Eso es algo que tampoco aprendí nunca... hay muchas dimensiones...
He estado en diferentes planos en diferentes tiempos. Cada uno es un nivel de conciencia superior. El plano al que vayamos dependerá de lo mucho que hayamos progresado...
Debemos compartir nuestro conocimiento con otros. Todos tenemos muchas más capacidades de las que utilizamos. Algunos lo descubrimos antes que otros.
Uno debe dominar sus vicios antes de llegar a este punto. De lo contrario, los lleva consigo a otra vida. Sólo uno mismo puede liberarse... de las malas costumbres que acumulamos cuando estamos en un cuerpo. Los Maestros no pueden hacerlo por nosotros.
Si uno elige luchar y no liberarse, los llevará a otra vida. Y sólo cuando decidimos que somos lo bastante fuertes como para dominar los problemas externos, sólo entonces dejaremos de padecerlos en la vida siguiente.
También debemos aprender a no acercarnos sólo a aquellos cuyas vibraciones coinciden con las nuestras. Es normal sentirse atraído por alguien que está en nuestro mismo nivel. Pero está mal. También es preciso acercarse a aquellos cuyas vibraciones no armonizan... con las de uno. Ésa es la importancia... de ayudar... a esas gentes.
Se nos dan poderes intuitivos que debemos obedecer sin tratar de resistirnos. Quienes se resistan tropezarán con peligros.
No se nos envía desde cada plano con poderes iguales. Algunos de nosotros poseemos poderes mayores que los otros, pues los hemos adquirido en otros tiempos. Luego, no todos somos iguales. Pero con el paso del tiempo llegaremos a un punto en el que todos seremos iguales.
Los que están en coma... permanecen en un estado de suspensión. Aún no están preparados para cruzar al otro plano... hasta que hayan decidido si quieren cruzar o no. Sólo ellos pueden decidirlo. Si consideran que no tienen nada más que aprender... en estado físico... entonces se les permite cruzar. Pero si tienen cosas por aprender, deben regresar, aunque no quieran. Ése es un período de descanso para ellos, un período en el que sus poderes mentales pueden descansar.
Nosotros elegimos cuándo entramos en nuestro estado físico y cuándo lo abandonamos.
Sabemos cuándo hemos cumplido lo que se nos envió a cumplir. Sabemos cuándo acaba el tiempo y uno aceptará su muerte. Pues uno sabe que no obtendrá nada más de esa vida.
Cuando se tiene tiempo, cuando se ha tenido tiempo de descansar y recargar de energías el alma, se le permite a uno elegir su reingreso en el estado físico. Quienes vacilan, quienes no están seguros de su retorno aquí, pueden perder la oportunidad que se les ha dado, la posibilidad de cumplir lo debido cuando están en un cuerpo.
Paciencia y tiempo... todo llega a su debido tiempo. No se puede apresurar una vida, no se puede resolver según un plan, como tanta gente quiere.
Debemos aceptar lo que nos sobreviene en un momento dado y no pedir más. Pero la vida es infinita; jamás morimos; jamás nacimos, en realidad. Sólo pasamos por diferentes fases. No hay final. Los humanos tienen muchas dimensiones. Pero el tiempo no es como lo vemos, sino lecciones que hay que aprender.
Todo debe estar equilibrado. La naturaleza está equilibrada. Los animales viven en armonía. Los humanos no han aprendido a hacerlo. Continúan destruyéndose a sí mismos. No hay armonía ni concierto en lo que hacen.
Es tan diferente en la naturaleza... La naturaleza está equilibrada. La naturaleza es energía y vida... y restauración. Y los humanos sólo destruyen. Destruyen la naturaleza. Destruyen a otros seres humanos. Con el correr del tiempo se destruirán a sí mismos.
Ocurrirá antes de lo que todos piensan. La naturaleza sobrevivirá. Las plantas sobrevivirán. Pero nosotros no.
El miedo, fuente de nuestros problemas
Weiss supo comprender el profundo significado de los mensajes que recibió, y concibe las siguientes palabras respecto al miedo a la muerte, como uno de los mayores retos a los que se enfrenta el hombre:
“Si la gente supiera que ‘la vida es infinita; que jamás morimos; que nunca nacimos, en realidad’, entonces ese miedo desaparecería.
Si todos supieran que han vivido antes incontables veces y que volverán a vivir otras tantas, ¡cuánto más reconfortados se sentirían!
Si supieran que hay espíritus a su alrededor, cuando se encuentran en estado físico; que después de la muerte, en estado espiritual, se reunirán con esos espíritus, incluidos los de sus muertos amados, ¡cuánto sería el consuelo!
Si supieran que los ‘ángeles de la guarda’ existen, en realidad, ¡cuánto más seguros se sentirían!
Si supieran que los actos de violencia y de injusticia no pasan desapercibidos, sino que deben ser pagados con la misma moneda en otras vidas, ¡cuánto menor sería el deseo de venganza!
Y si de verdad ‘por el conocimiento nos aproximamos a Dios’, ¿de qué sirven las posesiones materiales y el poder, cuando son un fin en sí y no un medio para ese acercamiento? La codicia y el ansia de poder no tienen ningún valor”.
Obviamente, sus teorías han sufrido el ataque de importantes escépticos, pero nosotros recomendamos su lectura, como una forma de lograr mayor comprensión sobre la vida, el espíritu y la reencarnación. Este conocimiento nos acerca a Dios, nuestro Supremo Creador.
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